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Dulce como la miel, metálico como la sangre

Summary:

El plan era pasar el verano en Daegu con los Kim porque en otoño Jiwoo volvería por él y juntos se mudarían a Seúl, pero en su lugar Hoseok echó raíces, floreció, y quedó a merced y bajo la protección de las abejas, o mejor dicho, de su autoproclamado guardián que le demostró que a veces, ♡ la mejor compañía para un omega era la de otro omega ♡

Notes:

Y después de más de 1 año de tener esta historia acumulando polvo en mi disco duro, Ginny_Min consiguió terminar su tesis (¡HURRA!) y yo cumplo con un fic que le haga honor a semejante logro, así que aquí tienen 95k de sope omega/omega que... Uhm... Bueno, no es enteramente original. Cuando empecé a escribir tenía una imagen muy clara del final, y me pareció similar a una película que vi hace años llamada Tomates verdes fritos (la pueden encontrar completa en youtube, es de lesbianas) de la que tomé inspiración en detalles clave aunque adaptando todo a un universo similar pero no idéntico. No es exactamente una adaptación porque recordaba parte de la trama y sólo hasta terminar el fic fue que vi de vuelta la película, pero ya lo entenderán si llegan al punto final y luego hacen lo mismo con la película.
¿Qué pueden esperar del fic? Pues que los sope son omegas, a Yoongi sufriendo como condenado y Hoseok en las mismas por no aceptar quién es. El fic se compone de 3 partes alternadas en POV y 1 extra que llegado a ese punto les explicaré de qué trata porque igual no quieren leerlo por su contenido.
Como siempre, iré agregando los tags conforme considere prudente, y actualizando según mis horarios me lo permitan.
Graxie por embarcarse de nuevo conmigo en esta aventura~! :)
p.d. Y ya saben cuánto amo los kudos y los comentarios, son lo que me mantienen con ustedes ❤︎

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: •Hoseok• I

Chapter Text

1.- ·Hoseok·

 

Los Kim de Daegu eran la familia de su madre. Primos en realidad dado que era hija única, y no había mantenido un estrecho contacto con ellos después de adoptar el apellido Jung, pero estos no dudaron en recibirlo cuando Jiwoo escribió pidiendo su ayuda y de buena gana aceptaron hospedarlo durante la duración del verano.

Hoseok no sabía qué esperar. Su madre rara vez había hablado de esa rama de la familia a la que ni siquiera frecuentaban. Siempre habían estado más conectados a los Jung porque vivían en Gwangju, pero muerto su padre tres veranos atrás, sus propios abuelos y tíos les habían dado la espalda casi al instante, negando parentesco e incluso insinuando que ni Hoseok o su hermana eran realmente familia de sangre porque de por medio había derechos de cesión y cuantos menos fueran más grande sería la tajada para el resto.

El desprecio había afectado profundamente a su madre, que envejecida tras la muerte de su esposo, al principio había atribuido su falta de apetito al hecho de haber perdido a su alfa, y no había buscado consejo médico hasta que fue demasiado tarde.

El diagnóstico final había sido cáncer en el estómago. Tan fulminante que había invadido otros órganos en tiempo récord, y no pasó demasiado antes de que a su madre le resultara imposible continuar trabajando, levantarse siquiera de cama o pudiera valerse por sí misma sin ayuda.

Jiwoo asumió el mando como alfa de casa, y encomendó a Hoseok la penosa tarea de velar por su madre en sus días finales, de manera que éste apenas salió durante aquella prolongada agonía de 6 meses mientras la mujer que le había dado la vida se volvía cada vez más frágil y dependiente de él hasta ya no despertar más de su último sopor. Las últimas semanas a su lado fueron particularmente dolorosas para ambos. El cáncer le había provocada llagas por todo el cuerpo que Hoseok intentó por todos los medios aliviar, e incluso se procuró un remedio con un sanador local que le aseguró evitaría así los peores embates de la enfermedad, pero poco pudo hacer por ella cuando más lo necesitaba.

Su madre partió sin despertar más, al menos sumida en el letargo dulzón de la morfina, y sosteniendo su mano hasta el final.

Antes de caer en esa inconsciencia sin sueños, se las arregló sin embargo en manifestar su agradecimiento por haber tenido un hijo tan bueno como él, pero le instó a vivir su vida sin remordimientos después de que ella ya no estuviera más.

—Siempre, Hoseokie, siempre pensé que eras el bebé más dulce que podría haberme tocado... —Murmuró su madre con labios resecos por causa de la fiebre que la consumía—. Procura que quien asegure amarte te quiera por eso, pero no sólo eso...

—Eomma... —Sollozó Hoseok, sosteniendo su mano mientras ésta se esforzaba por impartir su última lección en la vida.

—Eres... dulce... Como una... una flor... —Balbuceó lo último, apenas perceptible al oído—. Busca las abejas, no la mano que te... arranque sin comprender cuál es tu sitio —finalizó sin conseguir expresar todo lo que quería, pero Hoseok asintió deseando darle un poco de paz en esos últimos momentos, y se prometió atesorar aquella sabiduría.

Al final, Jung Doona, antes conocida como Kim Doona, partió sobre los últimos días de aquel invierno interminable, y atrás dejó a dos hijos que nunca se olvidarían de ella.